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Ante la injusticia y el sufrimiento

SERMÓN: ASUNTO: EL SUFRIMIENTO HUMANO 
TEXTO: HABACUC: 2:1-2
PROPÓSITO:QUE LA HERMANDAD COMPRENDA QUE EL CRISTIANO PUEDE SUFRIR DOLOR E INJUSTICIAS EN ESTA VIDA PERO, QUE DIOS ESTÁ PENDIENTE DE SUS HIJOS.


“ANTE LA INJUSTICIA Y EL SUFRIMIENTO ”


I.         INTRODUCCIÓN.

A.     ¡Que privilegio! apreciadas familias, es sentarnos juntos para reflexionar en la palabra de Dios, apropiándonos de las palabras de nuestro Maestro, en (Mt. 18:20) “Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de vosotros”

B.     En esta reflexión en la Palabra de Dios, tendremos la oportunidad de abordar algunas preguntas que vez tras vez en su momento; varios hijos de Dios lo plantearon, y no solo eso, sino que, fueron testigos, e incluso participaron también.

C.     El porqué de la injusticia y el sufrimiento que para nosotros, también es ahora parte de la vida cotidiana. Tanto es así, que evitamos abordarla porque desde cualquier ángulo que la miremos la única explicación que procuramos dar es el “pecado”

D.     Y aunque eso es cierto. Hoy, hay mucha gente en el mundo que sigue preguntándose. ¿Por qué? Por ejemplo: Jean Flori, en su momento (Director del Centro de investigaciones científicas en Francia) dice que: “La humanidad es en gran medida responsable de su propia desgracia” y planteó algunas preguntas: ¿Por qué los inocentes sufren incluso más que los culpables? ¿Por qué un Dios bueno tolera que el malvado prospere a costa del inocente?(El Enigma del Sufrimiento. Pág. 16)

E.     Estas preguntas, no son originales puesto que, ha habido quiénes se lo han planteado más de una vez. Pero, cuya respuesta no los ha dejado  satisfecho.

F.      Algunos terminan negando la realidad del mal para salvaguardar la omnipotencia de un Dios bondadoso, otros aceptan la existencia del bien y del mal, pero atribuyen a uno y otro dios o dioses.

G.     O bien, incluso algunos terminan negando la misma existencia de Dios dejando al hombres solo como el único criterio del bien y del mal con el vacío y la inquietud que derivan de esa situación.

H.     Sin embargo, nosotros los cristianos tenemos muchas veces que lidiar con el sufrimiento, y la injusticia, debiendo ser capaces de responder a quienes cuestionan la fe para molestarnos, o para hacernos dudar de la existencia de Dios o para culparnos que es por nosotros que estamos sufriendo o pasando cualquier situación incómoda.

I.       Hay tres personas en el AT, que en su momento discutieron con Dios el problema del sufrimiento y la injusticia en este mundo. Job, Jeremías y Habacuc. De estos tres, por ahora, veamos el sufrimiento y la injusticia en su libro.

J.      Habacuc fue el octavo de los profetas menores. Poco se sabe de su vida personal, aunque se infiere, puesto que se le llama "el profeta" (Habacuc 1:1),


K.     No tenemos ninguna seguridad sobre la fecha de la actividad de Habacuc.

L.      La mención de una época en la que falta la justicia permite, por el contrario, situar a Habacuc en tiempos de Joaquín (609-597 ac).

M.     El profeta debe superar una serie de obstáculos en su confesión de fe. Primero descubre una situación de injusticia en la que el "malvado" se aprovecha del "justo". Eso va contra su fe y apela a Dios, ¿Qué le responderá Dios?

N.     Quisiera invitarlos a considerar dos realidades ante la injusticia y el sufrimiento, que muchas veces tenemos que encontrarnos con ella. Primera realidad que enfrentamos:



II.           CUANDO CLAMAMOS ANTE LA INJUSTICIA Y LOS SUFRIMIENTOS DE LA VIDA (HABACUC 1:2).



A.      Dios creó este mundo para sus hijos. Todo lo que hizo originalmente lo creó para que la disfrutaran, se gozaran de las obras del creador. Pero desde que el pecado alcanzó a la raza humana. Las cosas cambiaron. Ahí mismo en el Edén. “Espinos y cardos” constituirían la biología en el ecosistema. Y una tierra que tendría que ser labrada para poder dar alimento a sus habitantes.

B.      Hoy la tierra erosionada, poblada, contaminada, casi destruida; que para producir tienen que incentivarla con productos químicos, mantos acuíferos contaminadas por aguas negras,y desechos industriales,un clima inestable, economías que amenazan dejar en la banca rota de la noche a la mañana a los inversionistas, países con monedas devaluadas como el nuestro; una pandemia global, y si agregamos a esto una sociedad sin valores,.

C.     En su libro “La Acción”, Mauricio Blonn. Dice: “no es necesario agotar al mundo para sentir que no te puede satisfacer” “La cantidad de penas rebasa amplia- mente la de las alegrías” “La realidad resulta tan brutal, de la misma manera que la sal está disuelta en el agua del mar, el sufrimiento azota al mundo por todas partes”.

D.     El profeta Jeremías habla de una desgracia “Tu quebranto es inmenso como el mar”, ¿Quién podrá curarte? (VNC) (Lam. 2:13).

E.      “Hab 1:2 ¿Hasta cuándo, Yahveh, pediré auxilio, sin que tú escuches, clamaré a ti: «¡Violencia!» sin que tú salves?(VBJ), “gritaré” VRV60, DHH “pediré socorro” VRV95, “pediré ayuda” VBLA. “suplicaré” VNC,.

F.      Una pregunta muy válida, que se atreve a confrontar a Dios ante la ausencia de una respuesta divina. La Biblia Latinoamericana 1995, traduce así “¿Hasta cuándo, Yavé, te pediré socorro sin que tú me hagas caso, y te recordaré la opresión sin que tú salves? (v. 2).

G.     Además de Habacuc, el profeta Jeremías se preguntó: “Jer 12:1 “Justo [eres] tú, oh Señor, aunque [yo] dispute contigo; hablaré empero juicios contigo. ¿Por qué es prosperado el camino de los impíos? Tienen paz todos los que [se] rebelan completamente [contra ti]”.

H.     Es muy probable que muchos se han hecho las mismas preguntas y se ponen tristes por la falta de respuesta de Dios, algunos se han rendido, otros están confundidos, no saben más que hacer, pero, ¿Cuántos como el profeta, (Hab. 2:1), son capaces de decir: “Me ubicaré en mi torre de vigía y me pondré de pie sobre mi almena para ver si diviso su respuesta, lo que él va a contestar a mi pregunta.” Cuántos continuarán gritando, pidiendo socorro, auxilio, ubicados desde la privacidad de su hogar, de su corazón; esperando la respuesta de Dios.


I.       Y es que existe una segunda realidad:



III.            CUANDO CLAMAMOS Y LA RESPUESTA DE DIOS NO  LLEGA



A.   El clamor del profeta es específico. “Violencia, destrucción, contienda, pleitos, justicia debilitada, juicio torcido, manipulado. El impío asechando al más justo que él. Estas eran las preocupaciones del profeta ante el concepto de un Dios Santo.

B.     Parece que tanto Jeremías y Habacuc, tienen una preocupación que la expresan cada uno en su libro y es: “Justo [eres] tú, oh SEÑOR, aunque [yo] dispute contigo; hablaré empero juicios contigo. ¿Por qué es prosperado el camino de los impíos? Tienen paz todos los que [se] rebelan completamente [contra ti]” (Jer. 12:1), “Tú eres demasiado puro para consentir el mal, para contemplar con agrado la iniquidad; ¿cómo, pues, contemplas callado a los criminales, y guardas silencio mientras el malvado destruye a los que son mejores que él?” (Hab. 1:13)

C.     Es el silencio aparente de Dios ante las injusticias de la vida, del dolor y el sufrimiento. Lo que hace que ellos alcen su voz, diciendo ¿Señor, qué está pasando?, con desesperación ellos veían las desigualdades en su tiempo donde la justicia era manipulada.(Jer. 12:2) dice: “Los plantas en esta tierra y en seguida echan raíces, crecen y dan frutos, a pesar de que te honran con puras palabras y estás lejos de sus corazones.”

D.     Al tratar de ubicar ese mensaje en ese tiempo, hoy, las realidades no son total- mente diferentes. Por ejemplo: ¿Cómo conciliar la existencia de un Dios bueno con las imágenes de desolación y tragedia con que nos castigan cada día los medios de comunicación?.

E.     Hoy usted sintoniza el televisor, o revisa las redes sociales, el tema que más se aborda es la pandemia del Coronavirus en el mundo. La sociedad está a la expectativa, vive en la incertidumbre cada día mientras espera la solución a esta pandemia.

F.    Wilfred Monod, dice que: “En todas las latitudes, y en toda las condiciones, el hombre llora: Llora bajo las flores majestuosas y bajo el espléndido follaje de los bosques tropicales. Llora en el polvo insalubre que envenena la atmósfera del fondo de las minas. Llora en los salones de baile y en las celdas de la prisión. Llora tanto en los palacios deslumbrantes donde se agolpa la multitud de disfrutar, como en los tristes hospitales donde gime la muchedumbre que anhela morir. El hombre llora en todas partes. Inclinándose radiante a una cuna, o desesperado sobre un ataúd. Su frente lleva el estigma del sufrimiento pasado o los signos premonitorios del sufrimiento futuro..

G.     Desde la antigüedad, nos llegan los gritos de un hombre que se encuentra sufriendo y que alza su voz y dice:(Job 21:7-13)

a).           ¿Por qué siguen viviendo los malvados, prolongan sus días y se van haciendo fuertes? Job 21:8 Su familia a su lado va aumentando y sus vástagos crecen ante su vista. Job 21:9 Nada perturba la paz de sus hogares, la vara de Dios no cae sobre ellos. Job 21:10 Sus toros cubren y fecundan y sus vacas paren y no abortan. Job 21:11 Dejan correr a sus niños como ovejas; sus hijos brincan de contento. Job 21:12 Cantan al son del arpa y de la cítara, al son de la flauta se divierten. Job 21:13 Acaban sus días tranquilamente y descienden en paz al lugar de los muertos. (B LT).

b).           En medio de su sufrimiento, Job procura entender la realidad del sufrimiento, exclama ¡Ah si yo supiera dónde encontrar a Dios!, ¡Si supiera llegar a donde el habita!. Ante él expondría mi caso; llenaría mi boca de argumentos (Job 23:3,4)

c).           Elie Wiesel, de quince años, tuvo que soportar el horror de los campos de concentración de Auschwitz y de Buna. Cuenta que un día un niño de doce años fue sorprendido ayudando a un holandés a esconder unas armas. Los dos fueron condenados a morir en la horca. Se les hizo subirse a unas sillas; y los nudos corredizos fueron colocados con indiferencia en torno a sus cuellos. Eran tres. La ejecución era pública, para que sirviera de escarmiento. De entre las filas de los prisioneros, se alzó un grito: «¿Dónde está Dios? ¿Dónde está?». Se derribaron las sillas y los cuerpos quedaron colgando de las cuerdas. Los prisioneros, horrorizados, fueron obligados a desfilar ante las víctimas. Los adultos murieron rápidamente; pero el niño, más ligero, tardó para morir. Su cuerpo oscilaba débilmente. De nuevo se escuchó el mismo grito: «¿Dónde está Dios?».

d).           Es probable que estés pasando una situación que no logras asimilar, aceptar o resignar, tienes preguntas sin respuestas, y has estado al límite de renunciar a tu fe en él. Tanto Job, Jeremías y Habacuc, tienen lecciones que enseñarnos.

e).           Poéticamente el salmista le pide a Dios que no guarde silencio. “Oh Dios, no guardes silencio; No calles, oh Dios, ni te estés quieto (Salm. 83:1).

H.     ¿Qué habría pensado María y Marta ante la ausencia de Jesús en el momento que más lo necesitaban? El mensaje entregado a Jesús es solemne: “Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo” (Juan 11:3)

I.       Hermanos y hermanos, también los que aman a Jesús, sufren, el sufrimiento no necesariamente tiene que ser explicado como relacionado con el pecado, sino como siendo parte de la voluntad de Dios., es cierto que a veces sufrimos por nuestra manera irresponsable de vivir, o por las decisiones erróneas de otras personas.

J.      En el AT y en NT, aunque no muy acentuado, el sufrimiento estaba ligado al pecado, se tenía el concepto que era un castigo de Dios.

K.      ¿Tiene alguna explicación el silencio de Dios?, La vida de Jesús ofrece una respuesta en su sufrimiento, sudando gotas de sangre, en su agonía, “ofreció oraciones a gritos, con lágrimas, al que podía salvarlo de la muerte. “Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. (Heb. 5:7).

L.      En verdad, el silencio de Dios nos oprime, fue una prueba para Jesús mismo en el Getsemaní. “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.” (Mt. 26:39) y más su invocación en la cruz: “Padre, ¿Por qué me has desamparado? (Mt. 27:46), nos lleva a pensar que:

M.     Si Jesús sufrió sin ser comprendido, ¿sucede lo mismo con nosotros hoy?. No, “tenemos un hermano mayor que caminó nuestro sendero, que puede para socorrer a los que están luchando y “no se avergüenza de llamarnos hermanos” (Heb. 2:11)

N.     DTG 446:5 “En todas nuestras pruebas, tenemos un Ayudador que nunca nos falta. Él no nos deja solo para que luchemos por la tentación, batallemos contra el mal, y seremos finalmente aplastados por las cargas y tristezas. Aunque ahora esté oculto para los ojos mortales, el oído de la fe puede oír su voz  que dice: Yo soy el que vivo y he sido muerto; y he aquí que vivo por los siglos de los siglos. He soportado vuestras tristezas, experimentado vuestras luchas y hecho frente a vuestras  tentaciones. Conozco vuestras lágrimas; yo también he llorado. Conozco los pesares demasiado hondos para ser susurrados a ningún  oído humano. No penséis que estáis solitarios y desamparados. Aunque en la tierra vuestro dolor no toque cuerda sensible alguna en ningún corazón, miradme a mí, y vivid”.

O.     Si en algún momento, no sabemos ya donde estamos y nos hallamos sumidos en una profunda oscuridad, podemos alzar los ojos hacia él con la seguridad de que seremos comprendidos.

P.     Nadie ha conocido como él, el estremecimiento de sentirse abandonado, pero que en medio de esa oscuridad que le rodeaba culminaba su obra con la frase: “Padre en tus manos encomiendo mi Espíritu” (Lc. 23:46), éstas últimas palabras rebosan de confianza y serenidad.



IV.          CONCLUSIÓN



A.     Cada uno de los que clamaron a Dios, recibieron respuesta a su debido tiempo. A Job se le preguntó: “¿Es sabiduría contender con el Omnipotente? (Job 40:2).

B.     A Jeremías se le dijo: “Si corriste con los de a pie, y te cansaron, ¿cómo contenderás con los caballos? Y si en la tierra de paz no estabas seguro, ¿cómo harás en la espesura del Jordán? (Jer. 5:12).

C.     A Habacuc se le dice: “Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella. Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará. (Hab. 2:2,3).

D.     Cada uno de ellos se mantuvieron firmes en su confianza en Dios, dejándonos expresiones bellas como: “Jehová dio, Jehová quitó, sea el nombre de Dios bendito, (Job 1:21), “Jehová está conmigo como poderoso guerrero,” (Jer. 20:11), y Habacuc 3:17,18, nos deja esa oración bellísima: “Aunque la higuera no eche brotes, ni haya fruto en las viñas; aunque falte el producto del olivo, y los campos no produzcan alimento; aunque falten las ovejas del aprisco, y no haya vacas en los establos, 18 con todo yo me alegraré en el SEÑOR, me regocijaré en el Dios de mi salvación.

E.     Hermanos y hermanas, todos los que estamos aquí, nunca olvidemos que la pronta justicia que Dios hará a sus elegidos será el regreso glorioso de aquel que enjugará todas nuestras lágrimas.

F.     Mientras tanto, sufriremos lo que con acierto hay que llamar la ausencia de Dios, es decir un mundo donde Dios ya no reina pero, en el que en el Padre celestial se acerca siempre con ternura a todos los que le invocan.

G.     Dios envió estas palabras a su pueblo: “Así ha dicho Dios el Señor, el Santo de Israel: “La salvación de ustedes depende de que mantengan la calma. Su fuerza radica en mantener la calma y en confiar en mí”.(Isa. 30:15 RVC). El mismo profeta se encarga de decirnos que Israel, no quiso escuchar la voz de Dios.

H.     En medio de estos tiempos de crisis de salud global, que nos hacen estar en casa adorando a Dios, no perdamos de vista a Dios, adorémosle en la hermosura de su santidad, oremos con más profundidad, como nunca antes, sigamos siendo fieles en nuestra mayordomía personal y no nos desesperemos ante su silencio. “La salvación consiste en mantener la calma, nuestra fuerza radica en confiar en el Señor.





                                                                                                                                                                                                                                                                                          Ptr.  Cajal, Abril 17, 202

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